Salir o no salir de Afganistán

EEUU y sus aliados han perdido un tiempo precioso en Afganistán. Entre 2001 y 2007 la insurgencia talibán pudo haber sido derrotada por completo. Sin embargo, la falta de estrategia de la Administración Bush en el país centroasiático y la mala gestión del Gobierno de Hamid Karzai han revertido los logros que se consiguieron inicialmente, cuando las tropas internacionales consiguieron derrocar al régimen de los talibán y expulsar a Al Qaeda.

El deterioro de la situación en Afganistán no hace más que agravarse. Política y económicamente, el país hace aguas. Mientras, los talibán están reconquistando gran parte del territorio. Según Ahmed Rashid, escritor y periodista paquistaní experto en Afganistán, los talibán controlan ya dos tercios del territorio. Todo, como consecuencia de no dedicar los suficientes recursos militares y económicos al país desde que en 2003 Irak se convirtió en el nuevo frente de la 'guerra contra el terror' de Bush.

Ahora, la nueva Administración demócrata intenta corregir el rumbo. Nada más llegar a la Presidencia, Barack Obama, abogó por una estrategia global que integre los esfuerzos militares y civiles en la reconstrucción del país. La solución para el conflicto de Afganistán no es sólo militar. Esta nueva estrategia también establece como una cuestión crucial entrenar al Ejército y la policía afganos. Otra de sus claves es poner en marcha una iniciativa diplomática que incluya a los países vecinos.

"Entre marzo y septiembre se ha producido un rápido deterioro de la situación. Desde la celebración de elecciones [impugnadas por fraude] hay una crisis de legitimidad política, además del deterioro en el plano militar", señaló Rashid, durante un debate organizado en Madrid por el Real Instituto Elcano.
¿Incremento de tropas o retirada?

Está claro para todos los expertos que ha de revisarse la estrategia que las tropas internacionales de la ISAF han implementado hasta ahora. Pero ¿cuáles deben ser sus nuevas líneas? Aquí, los especialistas se dividen: unos apoyan la tesis de que hay que aumentar las tropas mientras otros defienden que hay que salir cuanto antes del país.

"La estrategia debe ser la de aportar más tropas y recursos. Los talibán ya no son un fenómeno estrictamente afgano, sino que se extienden por la región. A su vez, Al Qaeda tiene todavía capacidad para atacar Europa y extienden sus tentáculos hacia Somalia, Yemen, el Norte de África o el Sáhara", opina Rashid. Si las tropas internacionales decidieran salir de Afganistán, "el Gobierno de Kabul caería muy pronto y los talibán retomarían el poder", considera el autor de Los Talibán.

Hay quienes defienden justo lo contrario. "Enviar más fuerzas a Afganistán es una estrategia perdida", señalaba Brahma Chellaney, profesor de Estudios Estratégicos del Centro de Investigaciones Políticas de Nueva Delhi, en un artículo en el 'Wall Street Journal'. Aunque reconoce que el abandono de Afganistán desencadenaría una lucha por el poder entre las diferentes facciones y etnias, considera que los talibán no tienen ahora capacidad para apoderarse del Gobierno de Kabul como hicieron en 1996.
El elemento civil

Las tesis de los expertos españoles respaldan la nueva estrategia diseñada por la Administración Obama. Además, España lleva abanderando -y aplicando- desde el principio la teoría de que el componente militar debe ir acompañado del elemento civil: "El éxito de nuestra presencia en Afganistán es la reconstrucción del país", subraya Rafael Mendivil, embajador en misión especial para Afganistán y Pakistán. España ha invertido 50 millones de euros en los últimos tres años en las tareas de reconstrucción.

El secretario general de Política de Defensa español, Luis Cuesta, resume así la estrategia española en Afganistán: "Las tropas ayudan a crear un entorno de seguridad básico en que las tareas de reconstrucción y desarrollo puedan tener lugar, mientras formamos al Ejército afgano que se desplegará por todo el país y se ocupará de la seguridad".

Sin embargo, tanto Mendivil como Rashid constatan que la presencia talibán se ha extendido por la zona de influencia de las tropas españolas, en las provincias de Herat y Baghdis. "Cuanto más ayudamos, más lejos de la población estamos. Se nota el distanciamiento de la población, porque tienen miedo a que nos vayamos", constata Mendivil. Los talibán tachan de "colaboracionista" a todo aquél que trabaja para las tropas extranjeras y eso, en un contexto en que los militares de la ISAF no pueden contener a los talibán es clave para entender el miedo que siente la población afgana, advierte Rashid.

"La situación en Baghdis se ha deteriorado gravemente. Los suministros españoles entre las bases de Herat y Qala-i-now sufren frecuentes cortes y a menudo las tropas de EEUU tienen que acudir a rescatar a las de la OTAN en Kunduz, Herat y Baghdis porque no son capaces de repeler a los insurgentes", señala el experto paquistaní.

"Los afganos están aterrorizados por la creciente influencia de los talibán mientras aumenta su frustración al darse cuenta de que las tropas internacionales no pueden mantenerlos a raya", destaca Rashid. Mientras tanto, las tropas de la OTAN que tratan de ganarse los corazones y las mentes de los afganos y apuntalar el Gobierno de Hamid Karzai hacen lo posible por eludir la maldición de las antiguas batallas libradas por británicos y soviéticos a los pies del Hindu Kush.