China muestra su poder militar al mundo

Una década después del último desfile militar y 20 años después de la masacre de Tiananmen, los tanques han vuelto a cruzar la Avenida de la Paz Eterna de Pekín. China ha conmemorado el 60º aniversario de su revolución con una exhibición de poder militar, parafernalia comunista y coreografía multitudinaria. "Saludos, camaradas", gritaba desde una limusina descapotable el presidente Hu Jintao, mientras pasaba revista a las tropas enfundado en un traje de estilo Mao. "Saludos, líder", vitoreaban los soldados. "Nosotros servimos al pueblo".

Misiles de largo alcance con capacidad nuclear, blindados, aviones de guerra y unidades de élite han tomado el centro de la capital, cuyos accesos habían sido bloqueados para garantizar la ausencia de incidentes. Ni siquiera la posibilidad de lluvia ha sido dejada al azar: 18 aviones sobrevolaron en la noche del miércoles los cielos de la capital, lanzando en la atmósfera agentes químicos para dispersar nubes que amenazaban con empañar la fiesta.

Cerca de 8.000 soldados de élite, medio millar de vehículos blindados y 150 cazas de fabricación china han pasado frente a la plana mayor del régimen, concentrada en el balcón de la Puerta de Tiananmen desde el que Mao Zedong proclamó el triunfo de la revolución el 1 de octubre de 1949. Después, en una procesión civil, decenas de miles de bailarines, estudiantes y voluntarios han tomado el lugar de las armas y los uniformes, ofreciendo la cara más amable de China.

Retratos gigantes de los cuatro líderes que han gobernado el país desde 1949 —Mao, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao— han sido transportados en formaciones dedicadas a los pensamientos aportados por cada uno de ellos. "El desarrollo y el progreso de la Nueva China en los últimos 60 años demuestran que sólo el socialismo puede salvar China y sólo la reforma y la apertura pueden garantizar el desarrollo del país", ha dicho Hu, reiterando el modelo político con el que Pekín combina liberalismo económico y autoritarismo político.
De la ruina a la globalización

El régimen comunista ha querido aprovechar la ocasión para mostrar la nueva posición de China en el mundo después de tres décadas de rápido desarrollo que han convertido el país en la tercera economía del mundo.

La China que Mao lideró tras su triunfo en la guerra civil hace 60 años tenía una población con una esperanza de vida de 35 años, una renta per cápita de 51 dólares y una mortalidad infantil superior a la del África subsahariana. Aquel país arruinado y humillado por un siglo de intervenciones extranjeras tiene hoy el mayor número de internautas del mundo —338 millones usuarios— y su creciente clase media es vista por Occidente como una esperanza para salir de la crisis global. En el camino han quedado aparcados los sueños de crear la sociedad más igualitaria del mundo, la promesa con la que el Partido Comunista tomó el poder en 1949, hoy reemplazada por un capitalismo del que millones de campesinos y obreros no han logrado beneficiarse.

La propaganda oficial ha redoblado sus esfuerzos en los últimos días para tratar de inculcar el entusiasmo entre la población china, especialmente en una juventud cada vez más distanciada de sus líderes políticos. Los medios oficiales se han centrado en destacar los logros de los últimos 60 años, omitiendo referencias a errores que costaron la vida a millones de chinos, como el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural.
Más transparencia

Bao Tong, antigua mano derecha del que fuera secretario general del Partido Comunista Zhao Ziyang, es una de las pocas voces que estos días ha desafiado el mensaje oficial para pedir al Gobierno que afronte con honestidad los excesos cometidos por la dictadura. "¿Cuántos campesinos trabajadores han muerto de hambre en los últimos 60 años? ¿Cuántos errores se han cometido? ¿Cuánta gente buena y honesta ha muerto?", se preguntaba el disidente en un comunicado hecho público desde la vivienda en la que cumple arresto domiciliario. "El Gobierno tiene la responsabilidad de decírselo a los dueños de la nación".

El punto final de las celebraciones correrá a cargo de Zhang Yimou, que ya coordinó con éxito la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de 2008 e iluminará esta noche los cielos de Pekín con un grandioso show de fuegos artificiales.

Queda por ver cuántos años más cumplirá el Partido Comunista. Con la ideología que lo llevó al poder hace 60 años enterrada bajo las reformas capitalistas, su legitimidad en el poder depende de un continuo crecimiento económico y el fomento de un nacionalismo que cada vez preocupa más a sus vecinos asiáticos y sus rivales internacionales. El Gobierno ha logrado aferrarse al poder gracias a un acuerdo no escrito por el que permite a sus ciudadanos perseguir sus ambiciones materiales a cambio de que acepten su monopolio del poder. La represión con la que Pekín ha acompañado la celebración de su aniversario —detenciones, cierre de regiones como el Tíbet, censura en Internet, etc.— indica que ni siquiera los líderes chinos están convencidos de que el acuerdo seguirá en pie durante los próximos 60 años.